El libro 'Transiciones y alternativas al extractivismo en la región andina' analiza desde un punto de vista crítico las alternativas a la dependencia transnacional de países como Bolivia, Ecuador y Perú

Portada del libro, patrocinado por AECID
El texto es el resultado de un proceso de diálogo entre expertos, líderes sociales e instituciones de la región y en él se realiza un análisis de las distintas alternativas que puedan (re)orientar el camino de los países de la región andina hacia otros desarrollos y que permitan evitar o, por lo menos, amortiguar los impactos negativos de la dependencia extractivista y los elevados costos sociales y ambientales de la misma. Esta publicación, ha sido editada por RedGE y CLAES, con el apoyo de ACSUR LAS SEGOVIAS en el marco del Convenio AECID de “Fortalecimiento de la sociedad civil para la exigibilidad de los DESCA y la gestión sostenible de recursos naturales en Bolivia y Perú”.

A veinte años de la Cumbre de la Tierra Río + 20, el entusiasmo inicial con el que se lanzó el proceso, dista mucho de ser lo que se esperaba y de haber concretado algunos de los pasos significa vos necesarios. Este año en la reunión de Río, el escepticismo se dejó notar. Las críticas de diversos movimientos sociales y la, cada vez menos comprome da, parcipación de los gobiernos no eran un buen presagio. Y es que en veinte años los avances han sido poco significa vos en comparación a las necesidades y urgencias. El balance de Río pone de manifiesto la enorme resistencia de los gobiernos y actores económicos a dar pasos concretos hacia otros desarrollos e implementar reformas que confrontan el modelo de crecimiento vigente.

La globalización económica acelera la voraz demanda por recursos naturales agotables. Esta voraz demanda de recursos naturales exacerba el extractivismo en el mundo. El extractivismo, definido como la extracción intensa de grandes volúmenes de recursos naturales para ser principalmente exportados (con poco o nada de valor agregado) y que, por lo general, deja importantes impactos sociales y ambientales en los territorios, constituye una acelerada tendencia global en la comarca andina.


Y el debate sigue vigente, expresándose en campañas políticas, que lideraron quienes hoy gobiernan algunos de los países en la región andina. Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, y tiempo después Ollanta Humala en Perú, desde sus campañas electorales afirmaron su liderazgo levantando la agenda de reformas orientadas a la explotación y uso de los recursos naturales. Muchas de estas ofertas, que luego se convirtieron en reformas ins tucionales importantes, recogían propuestas que años antes habían surgido desde el seno de varios movimientos sociales de la región. El reconocimiento constitucional de los derechos de la naturaleza, la inicia va del Yasuní ITT en el Ecuador, o las propuestas desde el Buen Vivir y la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, son reformas de gran envergadura que generaron inmensas expectativas por los cambios que anunciaban.

Sin restarle importancia a los cambios emprendidos, luego de algunos años vemos que la expecta va por los cambios se ha transformado. La reorientación de las prioridades de los llamados gobiernos “progresistas” andinos, contradicen para algunos el sentido original de sus propuestas. Desde esta perspectiva las transformaciones en torno a los modelos de desarrollo y la relación con la naturaleza, expresadas en las reformas en diversos sectores extractivos (minero y de hidrocarburos, principalmente) resultaron limitadas. Las reformas no lograban atender uno de los problemas de fondo: transformar la dependencia extractivista.

Salir del extractivismo no es cosa de un día y, en este contexto, el dilema de la región andina es el de muchos países en desarrollo ricos en recursos naturales. Si bien la mayor demanda internacional de materias primas cons tuye una oportunidad para mejorar los ingresos del Estado en el corto plazo, termina acelerando la dependencia extractivista, limitando estrategias de desarrollo que respondan de manera más adecuada a las necesidades de largo plazo de los países. Hoy la globalización económica premia con precios cada vez más altos al extrac vismo y con ello, potencia dinámicas insostenibles en el mediano y largo plazo. Los graves impactos locales, ambientales y sociales, buscan ser compensados por mejores ingresos. ¿Será que todo es compensable?.


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AM/ACSUR
17.2.2013

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