La campesina peruana Máxima Acuña recibe el 'Nobel' verde por su lucha incansable contra la minería del oro

Máxima Acuña, Premio Goldman 2016 para Centroamérica y Sudamérica (Foto: Goldman Prize)




















Un jurado internacional otorga el prestigioso Premio Goldman a esta agricultora de subsistencia del norte del Perú por la valentía y el coraje mostrado frente a los intentos de la mineras mineras Newmont y Buenaventura de llevar adelante el proyecto minero Conga.

Máxima Acuña de Chaupe, símbolo de resistencia contra los abusos de las transnacionales en toda América Latina, llevará ahora a cabo una gira de diez días en las ciudades de San Francisco y Washington D.C. en una serie de conferencias y sesiones informativas y reuniones con destacados líderes del ámbito político y social.

Acuña recoge además el legado de la activista hondureña Berta Cáceres, asesinada el pasado mes de marzo por su lucha contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca y diversos proyectos mineros en las tierras de la etnia lenca.

UNA LUCHA DESIGUAL Y MEMORABLE


En la provincia peruana de Cajamarca la minera norteamericana Newmont, que tiene el control de la peruana Buenaventura, opera la mina Yanacocha, que extrae oro y cobre en uno de los proyectos a cielo abierto más grandes del mundo. En 2011, ambas contemplaron ampliar sus planes de explotación en el denominado Proyecto Conga, situado a 16 kilómetros de Yanacocha. Conga afectaría a cuatro lagunas cercanas, entre ellas la conocida como Laguna Azul, que albergaría una balsa de residuos afectando negativamente a las cabeceras de cinco cuencas fluviales y un páramo de altura de alto valor ecológico.

En 1994, Máxima Acuña y su familia compraron un terreno en las inmediaciones de la Laguna Azul, en una zona conocida como Tragadero Grande, llevando a cabo una vida humilde basada en labores de subsistencia como la agricultura y la ganadería. En el 2011, representantes de la minera exigieron el abandono de sus tierras y la negativa condujo a un a agresión a la campesina y a una de sus hijas, que quedaron inconscientes.


Lejos de pararse, la persecución continuó cuando la transnacional minera demandó a la familia por vía judicial, logrando que la Corte Provincial la ocultara culpable de ocupar ilegalmente su propio terreno. Así, Acuña acabó siendo condenada a una pena de prisión de casi tres años, que luego sería suspendida, y tuvo que enfrentar una multa de casi 2.000 dólares, imposible de asumir para una agricultora de subsistencia en el norte del Perú.

Ante el acoso al que estaba siendo sometida, Máxima contó con el asesoramiento de una ONG de Cajamarca, GRUFIDES, gracias a la cual pudo apelar la decisión de la corte y consiguió reunir los documentos que confirmaban la propiedad de sus terrenos. A finales de 2015 la justicia falló a su favor y su condena fue anulada, paralizando totalmente los planes de Newmont en la zona.


Actualmente y pese a las contínuas presiones. Máxima Acuña se ha convertido en un referente internacional de la lucha contra la injusticia , a favor del medio ambiente y los derechos humanos, lo que le ha valido el Premio Goldman para Centroamérica y Sudamérica en 2016.

AM/Redacción
19.4.2016

  ALERTAMINERA.net

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