Un gravísimo accidente en el Tibet llama la atención mundial sobre los planes mineros del gobierno chino en la zona ocupada
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Las cuestionadas operaciones mineras en el Valle del Gyama han originado numerosas protestas en el Tibet |
El pasado viernes 30 de marzo, un alud de rocas y lodo arrasó las paredes del valle de Gyama enterrando vivas a 83 personas de un campamento minero del proyecto más grande y cuestionado de la región tibetana.
La propaganda oficial no ha explicado la causa de la avalancha, pero la mina Gyama, aclamada por el gobierno chino como un proyecto emblemático que extrae cobre, oro y molibdeno, es rechazado por cada vez más tibetanos, consternados por la degradación que poco a poco sufre su territorio ancestral.
Y es que la minería en la meseta tibetana es crucial para los planes del Partido Comunista para mantener el crecimiento económico en toda China. Metales y minerales como el cobre, el oro y el litio ytilizado en las baterías de los dispositivos electrónicos y los coches eléctricos, son abundantes en toda la región, y las prospecciones mineras se han ampliado considerablemente en los últimos años, apoyado en parte por la apertura en 2006 del tren a través de la provincia de Qinghai a la capital tibetana, Lhasa, y llamando la atención de las empresas occidentales del sector minero, en especial de las canadienses.
Como resultado, las protestas sociales se han desatado en toda la meseta. Una manifestación de unas 1.000 personas contra un proyecto minero en Markham el pasado agosto, terminó con el fallecimiento a tiros de un hombre por parte de las fuerzas de seguridad, según ha denunciado la organización Human Rights Watch.
La discriminación étnica juega un papel central en el escándalo minero en el Tíbet. Las minas, en general, pertenecen a las grandes empresas de propiedad estatal con base en el este de China, y la mayoría emplean a gerentes y trabajadores de la etnia Han, la mayoritaria en el país. De hecho, de los 83 mineros que perdieron la vida el pasado día 30 por la avalancha, sólamente dos eran tibetanos.
Pero la destrucción ambiental es lo que más preocupa a los tibetanos. Los científicos han documentado importantes problemas ecológicos a raíz de la instalación de la mina Gyana, perteneciente a China Gold Resources Cortoration International, con sede en Vancouver, en la Columbia Británica, encontrando elevadas concentraciones de metales pesados en las aguas superficiales de la zona afectada por el proyecto minero.
La reacción social no se hacho esperar, y desde hace cuatro años, la población local ha estado protestando contra la instalación minera. En 2009, la ingente cantidad de agua utilizada por la explotación en época de sequía, llevó a a las protestas de la población local y numerosos incidentes con la polícía. Al año siguiente, incluso hubo manifestaciones a las puertas de la compañía en Vancouver, sede de las principales corporaciones transnacionales dedicadas a la minería del oro.
AM/Red
6.4.2013