Rafael Correa, en la encrucijada de la minería














Creyéndose respaldado por la valoración pública que le otorgan las encuestas, el actual Presidente de Ecuador se debate entre la protección de las personas y uno de los entornos naturales más privilegiados del mundo y la búsqueda de un desarrollo para el país vinculado a la megaminería como motor económico. Esta última opción, parece haber ganado claramente la partida.

El pasado 25 de octubre, el mandatario ecuatoriano visitaba junto a políticos chilenos y altos ejecutivos de la empresa Codelco las instalaciones de la mina de cobre de Gaby, situada a unos 110 kilómetros de Calama (Chile), en pleno desierto de Atacama.

El presidente ecuatoriano, en su visita a la mina chilena
Y es que con recursos públicos, de manera más o menos directa, el gobierno de Correa está promocionando a las multinacionales de la megaminería en Ecuador, enumerando una interminable lista de bondades que el ingreso minero haría llegar al país Andino. El pasado febrero, el economista y político ecuatoriano Alberto Acosta, definía así la actitud del dirigente: "El presidente no da entrevistas donde deba contestar a preguntas formuladas por periodistas expertos, tampoco formula tesis argumentadas ante la opinión pública que puedan ser rebatidas o apoyadas. Da sermones sabatinos ante un público pre-preparado y los adereza con insultos. Así no se hace democracia".

Mientras tanto, las comunidades indígenas de su propio país claman por sus derechos. La Defensoría del Pueblo del Ecuador (DPE) anunciaba recientemente medidas de protección en favor de una comunidad indígena asentada en la Amazonia, la Tzawata-Ila-Chucapi, en la zona del Napo, que está viendo amenazado su territorio y su supervivencia por la compañía minera Merendom/Terra Earth Resources.

La comunidad Tzawata, en lucha por su territorio ancestral
El grupo étnico, integrado por 56 familias que se dedican a labores tradicionales, reclama la propiedad ancestral de esa zona de 627 hectáreas de extensión, convertida en una hacienda de Merendom que ahora pretende ser vendida en lotes con la intención de asentar una cooperativa que posteriormente se dedique a la minería fluvial. De continuar los abusos, los representantes de esta etnia han anunciado su intención de elevar su denuncia a las más altas instancias internacionales.

A Rafael Correa se le acaba el tiempo. Es meritorio el gesto internacional que ha tenido para con Julian Assange, fundador de Wikileaks y conocido defensor de la libertad de prensa, pero quizás es indigno que contemple un futuro de desarrollo económico y social para Ecuador vinculado a la minería tóxica. Indigno para las futuras generaciones de ecuatorianos, que hoy no pueden decidir pero que tendrán que sufrir las consecuencias sobre la salud y el medioambiente de las decisiones que hoy se tomen a nivel político.

AM/Red/Fotos: Gabinete de Presidencia de la República del Ecuador - Comunidad Tzawata-Ila-Chucapi
8.11.2012

  ALERTAMINERA.net

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